Jorge Zavaleta Alegre (Desde Lima, Perú. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Huancabamba, tierra de brujos, curanderos y hechiceros, descendientes de la Amazonía, adquirió celebridad por la innata capacidad espiritual de devolver esperanzas a quienes sufren mal de amores.
Fue uno de los primeros territorios donde llegó el cine, a lomo de bestia, para estimular aún más la imaginación y la sabiduría de psicoanalistas intuitivos que terminan el tratamiento de sus numerosos pacientes peruano ecuatorianos y de otras latitudes, sumergiéndolos, en noches de luna llena, en Las Huaringas, una laguna a mas de 4,500 metros sobre el mar Pacífico.
El cine llegó a esa ciudad piurana gracias a la iniciativa del profesor José Alegre Mejía, cuya vocación por el arte, había sido alimentada por su padre, un probo juez de paz muy querido en su tierra natal, Huaylas, en la Cordillera Negra, quien en las noches, tomaba la guitarra para entretener a sus nueve hijos, nietos y esposa, tocando tangos, valses y huaynos y contando historias de conflictos por el reparto de las aguas, siempre escasas, y condicionadas a los requerimientos, inclusive amorosos, de los gamonales a las aparceras y comuneras.
Con el fin de la guerra fría, en 1989, empieza la universalización del sétimo arte, tal como se aprecia en múltiples Festivales. Este año, entre octubre y noviembre, se realiza en el Perú, el XXIII Festival de Cine Europeo, el más antiguo en América Latina, ofreciendo en decenas de salas de Lima y de las ciudades de Arequipa, Cusco, Iquitos, Piura, Trujillo, Chiclayo y Huancayo, Cusco, más de cincuenta películas de los más destacados directores. El calendario anual incluye diversos ciclos de cine de los otros continentes, fundamentalmente Latinoamericano.
En la organización de estas fiestas concurre Europa, movilizando embajadas, centros culturales públicos y privados, universidades, municipios y gremios profesionales como la Sociedad de Psicoanálisis que ha puesto en el debate “Eros en el cine”, “Los sueños en el Cine”, “El Padre en el Cine”, “La Madre en el Cine” y “El Diván en el Cine”, en una tácita crítica a la programación paupérrima de la costosa televisión por cable y de señal abierta, que ha derivado a más sensacionalismo, deformación o silencio frente a los caminos democráticos que tratan de atender viejas demandas populares.
Todo este esfuerzo grupal no podría haber logrado una dimensión social sin el concurso de instituciones y el liderazgo de la señora Norma Rivera, coordinadora de la Filmoteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú, para lograr “un espectáculo que implica presentar directores, actores y situaciones de otras culturas que son muy difíciles de ver normalmente en la cartelera local, casi dominada por el cine norteamericano”, además de la motivación a jóvenes talentos y población en general para estudiar y hacer de este arte, un instrumento promotor de la interculturalidad interna e internacional, indispensable para el desarrollo de todos.
Este año el Festival Europeo lidera Polonia. Incluye el homenaje a Czesław Miłosz con “El valle de Issa”, así como “Zero” y “El árbol mágico”. Polonia, después de la caída del Muro de Berlín, revela mayor libertad en su producción y conquista de más público. Su producción cultural denuncia la guerra y la ocupación militar del territorio, la masacre de millones de sus pobladores en los frentes de batalla y los campos de exterminio. El primero de sus cineastas en revelarse fue Alexander Ford, con su filme “La verdad no tiene fronteras” (1948). En Polonia hay escuelas estatales para la formación de cineastas, donde se formaron Wajda, Polanski y Kieslowski, además de instituciones de radio y tv con alta capacidad para fomentar la creatividad y realización.
En XXIII Festival de Cine Europeo se podrá apreciar largometrajes de Polonia, Bélgica, República Checa, Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, Países Bajos, Portugal, Rumania, Finlandia, Reino Unido y Suiza como país invitado. Además, una programación especial de cortometrajes británicos, de homenajes al polaco Czesław Miłosz (1911 – 2004), premio Nobel de Literatura en 1980, a Michael Cacoyannis, director de “Zorba el griego” y las invitadas especiales: la novelista francesa Valérie Mréjen y a la especialista alemana Cathy de Haan que dictará talleres sobre mitos y leyendas en el cine contemporáneo.
El Festival, en efecto es un relevante evento cinematográfico de la diversidad cultural de las distintas nacionalidades. El Cine Latinoamericano es un movimiento que, según críticos especializados, gana cada vez más aceptación y demuestra que su materia prima -la realidad de la vida cotidiana- se ha convertido en un tópico imitado no con menos éxito en otros países como Brasil, México que estuvo en condiciones de competir con Hollywood ya desde los años 20.
En el Perú, “La teta asustada”, premiada en festivales y muestras internacionales, revela junto con “Paraíso”, “Contracorriente”, “Octubre” una corriente local cada vez más intensa de hacer cine de calidad, lección que aleja las visiones aldeanas de gobiernos y sectores patrimonialistas.
En el XV Festival de Cine Latinoamericano 2011, el jurado y público, premiaron a las películas que compitieron:”Tropa de Elite 2”, "Sin Retorno", ‘La Inca, la boba y el hijo del ladrón’, producidas, respectivamente, por Brasil, España-Argentina; y Perú.
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