’METAMORFOSIS DE BILBAO’
Poema a Bilbao
Mikel Orrantia Diez –Tar. Forua. ASKATASUNA etxea. Agosto 2007
Te miro, Bilbao, desde tu mar y te penetro.
Ría arriba, entre fabricas y pueblos.
Y, al entrar en ti, me veo, joven;
aprendiz de vivir por cuenta propia.
Recorriendo tus calles con amigos,
que perdí azaroso entre los dedos, de mi vida.
Te miro, Bilbao, desde tu mar,
ese al que arrancaste en buena parte lo que fuiste,
para llegar a ser, orgulloso,
lo que hoy enseñas al mundo de ti mismo.
Bilbao: Fruto del sueño y el trabajo de hombres y mujeres.
Que forjaron con su esfuerzo y ambición
tus Empresas, Escuelas, Bancos y a tus gentes.
De forma irreversible, te cambiaron, y a tu entorno.
…Y, a ellos y a nosotros… nos cambiaron…
A todos...
nos cambiaron.
Bilbao, tus gentes de hoy, olla humana,
cocido de gentes de mil etnias, lenguas y culturas...
aderezadas de mil historias personales distintas.
Bilbaínos y Vascos de futuro:
aunque quizá, aun, no lo sabemos, del todo...
Vinieron a tus tajos,
muchos de tus nuevos ciudadanos de hoy,
dejando atrás sus vientos y sus soles, sus campos y sus casas, y muchas de sus gentes con sus sueños,
para luchar, y buscar la vida digna,
para crecer y vivir y morir,
entre tus minas, tus calles, tus forjas y tus barcos…
...y ver crecer con salud a sus familias.
Lo recuerdo, son de aquellos que te asediaron, también,
con ideas sociales de progreso.
Estallando de ira frente a la indignidad del hambre…
caminando a orillas de tu Ría, hasta tu centro,
con sus manos cerradas en un puño,
ausente su esperanza de llegar a vivir,
tus burguesas calles y tus casas,
tu Bolsa, Bancos, Fabricas y Escuelas…
de frente al poder, al capital, ciegos y sordos a sus angustiados gritos cargados de carencias...
...Pero, eran una fuerza cargada de futuro,
…y cambiaron tus formas de gobierno.
…y se cambiaron a si mismos,
deviniendo en tus nuevos ciudadanos,
que hoy caminan con fuerza en tus escuelas, instituciones, empresas, calles y comercios.
Hablo con ello, mi ciudad querida, en parte de mis gentes.
La mitad de mi sangre, a quien yo quiero,
como a la otra mitad que me conforma,
en ciudadano del mundo. En vasco. De respeto.
Ya sabes, mi ciudad, lo que se dice:
se elige ser de Bilbao,
incluso sin conocer el rincón del mundo en que se nace.
Salí a mirarte, Bilbao, desde los altos balcones de sus montes.
Que si anteayer fueron cerco de trincheras,
Hoy, oxigenan tus calles y avenidas.
Subí a los balcones de tus montes, para mirarte como te vio Bizkaia.
Y me encontré a un Moloch, creciendo, inmenso.
Un Dios de Poder y de Dinero,
devorando insaciable
sus tierras, sus culturas, y a sus mujeres y a sus hombres.
Dando la espalda al mar, a su Ría, a la Naturaleza…
¿Es acaso tu activismo, promesa de vida de ciudad con alma estrecha; expresión de vanidades, de tiempos fugitivos, sin carácter, aunque parecen eternos a los ojos de tus nuevos ciudadanos, urbanitas sin tierra?
Ví a tus gentes moverse por caminos asfaltados,
sobre ruedas impulsadas por motores,
con fugaces relaciones de interés
que nos dejan sin la historia de sus vidas,
¿por prudencia…? quizá...
He visto, Bilbao, que tus gentes ya no sienten pasar las estaciones.
Ni ven crecer las flores en los campos.
Ni anidar al tximbo en los aleros de las casas.
Ni ven envejecer los árboles que en tus montes tan cerca les rodean.
‘el tiempo es oro’, Bilbao.
¡Ten cuidado! pues tus gentes
¡no tienen tiempo para vivir su tiempo!
Te recuerdo, Bilbao, al mirar las laderas de tus montes,
cuando eras ciudad – aldea, un islote en una Ría de Bizkaia.
Te cercaron con fusiles y cañones
desde el miedo al futuro que forjabas
…y venciste …preñada de futuro.
Hoy vivo otro Bilbao.
Cercado como estuvo tantos siglos,
por las gentes de pueblos y aldeas de Bizkaia,
que temieron perderse en tu crecer,
y perder su ser en el empeño.
Nunca vieron Bilbao como algo suyo.
Seducidos por tu renacer. Hoy, Bilbao, les has robado el alma,
al darles un futuro de promesas
que comparten: ciudad, aldea, y sus gentes respectivas,
unidos sus destinos para siempre.
Hoy te veo, mi ciudad del alma, un tanto despistada: sin saber muy bien, quizá, a donde vas… corriendo, eso si, de forma atropellada, hacia delante...
¿Te ayudarán tus hijos, Bilbao, en el desaforado correr en que te hayas, a encontrar tu alma, de nuevo convivial para tus gentes?
Necesitas, creo yo, saber a donde vas, a donde deseas llegar...
¿Es posible, Bilbao, lograrlo, sin saber también de donde vienes…?
¡Cuánto daría, mi Bilbao, por moldearte con mis manos deseadas de alfarero de mundos y futuros... ¿o no?!
Bilbao: tu metamorfosis devoro tu entorno.
Hoy resurges, cual mariposa de colores,
de aquella larva de tu historia.
De aquel Bilbao que era un Bochito,
envidia de señores y vasallos,
orgullo de tenderos e inversores,
atracción de braceros, mineros, ferrones y marinos…
Surges de nuevo ¡al fin! Bilbao para ser hoy Bizkaia entera.
Ser uno con tu tierra y las gentes que la pueblan y te aman,
Integrados en ti, para hacer entre todos el vasco cargado de futuro,
ciudadano universal al mismo tiempo,
dispuesto a ser preñado por la historia,
otra vez,
esa que viene, empujando,
sin saber a donde va, ni, ahí, de donde viene…
Algo, Bilbao de mis amores,
que tus nuevos monumentos
que dan brillo y solera mundial hoy renovada, a tus calles,
no explican por si solos a sus gentes,
que precisan encontrarse a ellos mismos
para darte, Bilbao, con su ser, un futuro.
Un aire de ti mismo,
Un viento nuevo,
que respete y promueva…
a tus gentes
a la flor
al pájaro, al tximbo, en el alero
a la primavera y al otoño, el invierno y el verano
de tus prados y tus bosques
abandonados de sus gentes,
que sienten pasar delante de sus vidas
la metamorfosis de tu ser,
y dan su alma a cambio de vivirla,
de una casa, una imagen, ¿la esperanza?
De un futuro urbano ¿aún que sea sin entrañas?
Yo te digo, Bilbao, porque te quiero,
y a tus gentes les grito como puedo:
¡Párate. Piensa lo que eres.
Decide a donde vas.
Hazte un alma cargada de futuro.
Para la felicidad de tus gentes conviviales.
Lo merecen: seguro!
Y serás con ello, también, mi deseada pacifica y vívida ciudad
el sueño de mis hijos y mis nietos de mañana.
Aunque vivan fuera de tus calles.
Y, por ello, te penetro, Bilbao, Ría arriba, desde El Abra.
Recogiendo historia y aire de las gentes y los pueblos de tu Ría ribereños,
Deseando dejarte embarazada
del poema
que como amante fiel a ti dedico.
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